Este texto es una traducción de la crónica «Pour un populisme numérique» del 3 de enero de 2017 de Xavier de La Porte en su programa diario «La Vie numérique» (la vida digital) de la radio pública francesa France Culture. Traducción el 5 de enero de 2017 por Sylvain Lesage.
El investigador bielorruso Evgeny Morozov propone una alternativa de izquierda a la explotación de los datos digitales.
A mitades de diciembre, el investigador bielorruso Evgeny Morozov publicaba en su blog, alojado por el Monde Diplomatique, un artículo (versión en francés – versión en inglés) que tiene el gran mérito de invitar a la izquierda a pensar.
Morozov inicia con una observación comúnmente aceptada. A la fecha, cinco empresas estadounidenses han «extraído, procesado y digerido una gran parte de los datos mundiales» (Amazon, Google, Microsoft, Facebook e IBM). Gracias a nuestros datos, estas empresas han desarrollado un conocimiento fuera de lo común en Inteligencia artificial y un control casi completo sobre el mundo digital. Y Morozov sigue con una analogía: «Imagínense que de repente la superficie de la tierra se haya convertido en propiedad […] de cinco peces gordos del sector de la construcción y que nosotros, simples humanos, tengamos la obligación de pagar un derecho de uso para cada paso que damos en este suelo». Sería insoportable. Sin embargo, es la condición de nuestra vida digital.
El tema es entonces: ¿cómo reaccionar? ¿Cómo encontrar una respuesta equivalente a lo que fue el impuesto sobre el patrimonio, cuya invención supo frustrar el acaparamiento de tierras por una élite aristocrática y financiera?
Morozov distingue dos estrategias. La primera es la creación de un modelo alternativo. Por ejemplo, que choferes de una ciudad se organicen en cooperativas para contrarrestar Uber. Sin duda mejorará las condiciones de trabajo, pero no puede ser más que una solución local y de corto plazo. Ninguna cooperativa de choferes tendrá los fondos suficientes y la cantidad de datos necesarios para desarrollar vehículos autónomos, por ejemplo.
La otra solución es la que defienden los populistas de izquierda, como Bernie Sanders. Consiste en limitar el tamaño de estos gigantes económicos para evitar que extiendan su control a más sectores. Pero, según Morozov (y no le podemos dar la contra sobre este punto), es no entender la particularidad de este recurso: el dato. Y agrega otra analogía llena de sentido: a diferencia del petroleo, que no incrementa su valor cuando aumentan los stocks, cuanto más datos se acumulan, más fino puede ser su análisis y más grande es la posibilidad de desarrollar servicios eficientes y baratos. Limitar el tamaño de las empresas y garantizar la competencia ya no son las condiciones de una política más justa.
Morozov propone una otra vía. Es que, según él, hay que hacer de los datos un bien que se enmarque en el dominio público. Habría entonces que invertir el paradigma. En lugar de que nosotros tengamos que pagar para usar servicios que funcionan gracias a los datos que hemos entregado gratuitamente, deberíamos hacer pagar a las empresas que utilizan estos datos que son nuestro bien común (luego, las empresas serían libres de vendernos sus servicios si quieren).
Morozov considera esta vía como el fermento de un nuevo populismo de izquierda, un populismo que ya no luche por la recuperación ilusoria del empleo pleno, un populismo que no tenga la nostalgia de un «Estado del bienestar altamente intervencionista». Un populismo que no prometa simplemente mejorar lo que tenemos ahora, sino un populismo que se atreve a afirmar que los datos pertenecen al pueblo. Y sigue invitando al campo progresista a abrazar esta lucha, estimando que es un boulevard para la izquierda, ya que la derecha no tiene nada nuevo que proponer sobre estos temas (por el simple hecho que vivimos en un régimen del dato de derecha).
Se que este asunto de los datos puede parece secundario en comparación con otros temas que enfrentan nuestras sociedades y que dividen a la izquierda actualmente. Sin embargo, invito a profundizar la idea de Morozov (de la misma forma que habría que desterrar el informe Colin et Collin [fr] [NDT: ver esta nota en español sobre el mismo informe] sobre la fiscalidad digital que contiene aspectos interesantes en cuanto a la explotación de los datos). Porque las mutaciones que lo digital impone a la economía aparecen de pronto, no solo como fatalidades que solo agraven la desigualdad de manera inexorable, sino como la ocasión de pensar políticas económicas que sean realmente de izquierda.
Terminaré sobre el empleo que hace Morozov de la palabra «populismo», que puede parece un poco extraña en este contexto. Mi hipótesis es que Morozov la usa para evitar la palabra «comunista» -que tiene demasiada carga históricamente hablando-, y que este «populismo» al cual se refiere no es el que halaga al pueblo para sus votos, sino el que privilegia verdaderamente los intereses del pueblo. Y no es falso considerar hoy en día que todos estos datos que proveemos a los gigantes de la economía digital en cada uno de nuestros actos digitales (simplemente, por ejemplo, desplazándonos con un teléfono geolocalizado), y que nos revenden luego bajo la forma de servicios diversos, constituye una de las expoliaciones del bien del pueblo más espectacular de la Historia.
[…] medios y comercio, es urgente imaginar y aplicar nuevas formas de regulación. En este sentido, Evgeny Morozov propone un paradigma de colectivización de los silos de datos y de los índex de la web (como lo propone […]